Catar vino es todo un arte en el que se ponen a prueba nuestros sentidos. En esencia se trata de analizar las características que tiene el vino, en el fondo se busca conocer las sensaciones que nos produce.

Los expertos sumilleres saben distinguir cada nota y el carácter exacto de cada vino. Los amateurs podemos distinguir los elementos esenciales siguiendo unas pautas básicas.

A la hora de analizar un vino, diferenciamos tres fases: visualolfativasensitiva. Todas importantes y complementarias. La cata varía entre vinos tintos y blancos. Por nuestra fuerte vinculación con el Mencía, hoy nos centramos en la cata de vino tinto. Para ello necesitamos una copa tipo Borgoña o Burdeos, que se caracterizan por ser más amplias y permitir que el vino se oxigene más.

La primera fase, la visual, hemos de realizarla en un ambiente con abundante luz blanca para que nos permita observar si la superficie del vino es mate, sin brillo, o refleja la luz, brillante. También los fijaremos en la limpieza del vino, si hubiese materia colindante en suspensión o más comúnmente llamado “poso” o si, por el contrario, estamos ante un caldo limpio, sin impurezas. Finalmente se tiene en cuenta la opacidad del vino o intensidad del colorante.

En la fase olfativa aproximamos la copa para extraer los aromas más sutiles, luego balanceamos la copa, agitando un poco el vino para que se desprendan todos los aromas.  Así se determina la clase de aromas; primarios, secundarios o terciarios; y la intensidad de cada uno de ellos. Esta fase no es sencilla y depende en gran medida de nuestro poder olfativo y de la complejidad del vino.

 

En la fase final o sensitiva nos toca probar el vino. Para degustarlo en la boca tomaremos un pequeño sorbo, pero amplio en boca para que cubra nuestra lengua y paladar. En esta fase se valora la primera impresión, el paso en la boca, el postgusto y el retronasal. Por último se traga y todos los aromas y sensaciones persisten en la boca después de ser ingerido. Esa mayor o menor persistencia en boca es la que permitirá distinguirlos y deliberar la armonía del vino.

Un vino se presenta armónico cuando une y combina proporcionadamente las diferentes sensaciones organolépticas. Son sensaciones que conforman un todo, la expresión del vino en el momento de la cata.

Y así, aunque parezca sencillo, finaliza nuestra cata de vino tinto. Un ejercicio sensorial que nos descubre infinidad de matices del vino y sus creadores.