Campo del Agua es muestra de un pasado no tan lejano y de las formas de vivir de sus gentes. Desde el pueblo de Burbia nos proponemos conocer este hermoso valle. Tenemos por delante una belleza natural incomparable.

En Burbia encontramos ejemplo de la arquitectura rural a través de sus casa de piedra y pizarra con corredores de madera. Bien por pista de todoterreno o por el camino antigua a pie, llegamos a Campo del Agua. Este pueblo toma su nombre de los abundantes manantiales que por aquí brotan de forma libre y natural. En 1989 un terrible incendio acabó con 17 de las 22 pallozas que habría, actualmente es un poblado de pallozas granito.

Cerca de Campo del Agua está el barrio de la Valiñas, con hórreo y varias pallozas, y el Regueiral con tres pallozas. Disfrutamos del trayecto hasta Porcarizas, ubicada al fondo del valle.

Iniciamos el descenso hacia Aira da Pedra, encajado entre la montaña y el río. Sus casa son de piedra y pizarra. La iglesia domina en lo alto.

Acabamos nuestro recorrido subiendo por el Camino viejo. A nuestro paso encontramos el arroyo de las Algüeiras. Un puente de piedra nos permite el acceso a Burbia.

La casa de teito

Máximo representante de los Ancares, antiguamente formaban parte de la forma de vida de sus gentes. La palloza hunde sus raíces en la época castreña y es símbolo de la adaptación del hombre al medio. Su forma más extendía fue la circula y la elíptica. Se construían con materiales autóctonos: piedra, madera y paja.

En su interior se distribuían los espacios para cohabitar hombres y animales. Así pues solían tener dos alturas marcada por el desnivel del terreno. La parte baja destinada al ganado y la parte alta para las personas. Carecen de chimenea lo cual hace de una vivienda seca y caliente.

El mayor problema con el que se enfrentaban estas construcciones era el fuego. La facilidad de combustión de sus materiales dio lugar a numerosos incendios que hicieran que esta edificación típica fue cayendo en desuso. En el exterior, el hórreo, servía de almacén y complemento de la palloza.

Actualmente son pocas las que ha sobrevivido al paso del tiempo. Algunas convertidas en centro de interpretación etnográfica y otras se han adaptado al incipiente desarrollo del turismo rural.