La granada procede del granado, árbol que se desarrolla en zonas tropicales y subtropicales. Es una fruta nativa de Persia y su cultivo fue extendiéndose siendo los fenicios quienes lo exportaron a la zona occidental del Mediterráneo. Allí, Cartago se convirtió en la gran colonia plantadora de granados y exportadora de sus frutos.
A pesar de que comienzan a verse granadas a mediados de septiembre, su mejor época es entrado el otoño. Se pueden conservar a temperatura ambiente durante varios días. Si no van a ser consumidas inmediatamente, se deben mantener en el frigorífico, donde se conservarán unas 3 semanas.
La granada, como fruta carnosa posee un elevado contenido en agua, siendo su valor energético muy bajo. Las proteínas representan un porcentaje muy bajo en su composición, aunque superior al de los lípidos.
Es una fruta rica en minerales, destacando el potasio, aunque también aporta fósforo, manganeso, calcio, hierro y magnesio. Entre las vitaminas, contiene principalmente vitaminas C, B1 y B2.
La granada es conocida por su gran poder antioxidante que ayuda a frenar el proceso de envejecimiento y a mantener la piel sana. Además, estos antioxidantes favorecen la circulación sanguínea y reducen la presión arterial. También es una fruta muy diurética, que favorece la eliminación de agua y sales a través de los riñones.
Ésta es una fruta que puede consumirse fresca, o bien emplearse en la elaboración de zumos. Además, la granada es un acompañamiento perfecto para algunos postres, como el yogur, o como complemento de las ensaladas, aportando color y nutrientes.
Y por último, como curiosidad, un estudio efectuado por la Universidad Queen Margaret de Edimburgo (Escocia) revela que un vaso de zumo de granada diario tiene efectos similares a la viagra.
Fuente: hogarmania