Desde siempre se ha dicho que la historia de la Manzana Reineta y su introducción en El Bierzo está ligada a la colonización del Imperio Romano. Pero siempre surgen voces discordante y hay quien opina que en realidad fueron las órdenes religiosas las que contribuyeron a su introducción. O quizá fueran los miembros de la enigmática Orden Militar del Temple.
Lo que sí está claro, es que la Manzana Reineta del Bierzo, amparada bajo la Denominación de Origen Protegida, tiene unas características que la definen, identifican y diferencian del resto de manzanas reinetas.
Su calidad, sabor y sus propiedades nutricionales (tiene 5 veces más Vitamina C que cualquier otra manzana) la convierten en un fruto muy especial y beneficioso para el organismo.
Su producción está condicionada por múltiples factores, algunos de ellos no controlables, como la climatología, pero que son tenidos muy tenidos en cuenta.
Los cuidados del fruto comienzan en los meses de enero-febrero con la época de poda. Avanzando los meses llega la época de floración, muy condicionada por la climatología. Con el inicio del verano aparecen los primeros frutos. El calor y el sol del verano permitirán que las manzanas adquieran el punto justo de maduración para su recolección que se hace de forma manual.
Existen dos variedades: reineta blanca y reineta gris, que se diferencian externamente pero que presentan las mismas propiedades, tales como:
- Elevada dureza de la pulpa.
- Mejor textura al morder (nada harinosa).
- Alto contenido en azúcares.
- Equilibrio entre acidez y dulzor.
- Gran sabor y aromas intensos.
- Fruto muy jugoso.
- Olor de intensidad media, son característicos los aromas a ácido, hierba, manzana madura y vainilla.
- Manzanas crocantes o muy crocantes.
- Sabor global elevado, intenso y equilibrado.
- Se caracterizan por un russeting o herrumbre superficial exterior presente en la mayor parte del fruto.
- En cuanto al color la reineta blanca es verde oscura y la reineta gris es verde grisáceo.