Entorno al lago de Carucedo existen varias leyendas. Una de las más conocidas habla de de una bella mujer llamada Ondina, que se enamoró perdidamente del general Romano Tito Carissio, conquistador de Lancia y el Bierzo.

Ondina vivía en la ciudad de Lucerna. Un día se encontró con el general en el bosque, mientras Tito Carissio estaba de cacería en una montaña próxima al Castillo de Cornatel. Ondina se enamoró del romano pero no fue correspondida por pertenecer al pueblo astur, el cual los romanos tenían órdenes de dominar.

Según la leyenda, el dolor de Ondina fue tan profundo que estuvo años llorando y sus lágrimas hicieron que se inundara la legendaria ciudad de Lucerna y se creara el Lago de Carucedo.

Finaliza esta historia diciendo que todos los años, al amanecer del día de San Juan, cuando se abre el alba y el sol dora las aguas, se vislumbra al fondo el reflejo de la ciudad de Lucerna. En esa noche serena la bella Ondina sale del Lago de Carucedo en busca de un guapo hombre que la cure de sus desamores.