La cebolla es un ingrediente básico en nuestra cocina; aporta sabor y, además, esconde una gran variedad de virtudes entre sus capas.

La cebolla procede de Asia, considerada un talismán por los egipcios, y también sumamente apreciada por griegos y romanos.

Como alimento, su uso se extendió especialmente durante la Edad Media. En la actualidad es la tercera hortaliza más cosechada después del tomate y la patata.

Propiedades

La cebolla está compuesta principalmente por agua, contiene unas 38 calorías por 100 gramos. Los carbohidratos son el nutriente más abundante, seguidos de la fibra. Por otra parte, apenas proporciona proteínas, ni grasas.

También contiene mucha vitamina, potasio, calcio y fósforo. Además un alto porcentaje de cromo y en menor cantidad azufre, bromo, cobalto, cobre, magnesio, silicio y cinc.

Por otro lado destaca su contenido en quercitina, un antioxidante muy potente que tiene propiedades antiinflamatorias, antialérgicas y protectoras frente al cáncer. También, puede ayudar a reducir los síntomas de fatiga, ansiedad y depresión.

Beneficios

Por otro lado destaca su contenido en quercitina, un antioxidante muy potente que tiene propiedades antiinflamatorias, antialérgicas y protectoras frente al cáncer. También, puede ayudar a reducir los síntomas de fatiga, ansiedad y depresión.

En cuanto a sus beneficios, la fama de la cebolla tiene fama como alimento depurativo, pero sus propiedades son muchas más:

Cardiosaludable.
Diurética
Prebiótica.
Digestiva.
Antioxidante.
Antidiabética.
Anticancerígena.
Antiséptica.

Truco en la cocina:

Añadir la cebolla cuando el aceite esté lo suficientemente caliente, pero antes de que comience a humear, así evitamos que se empape de aceite y se rompa su estructura.

Conservación:

Para conservarlas bien no se recomienda guardarlas en el frigorífico, mejor dejarlas en un lugar seco y ventilado, donde no reciban luz directa, y colocarlas sin amontonar.