Seguro muchos os habéis fijado en esa leyenda que podemos ver en las etiquetas de los vinos, que nos indica que ese vino “contiene sulfitos”. El añadido de este azufre a generado algunos debates, pero conviene aclarar que, añadido o no, el vino de por sí, ya contiene sulfitos de forma natural, por lo que no existen vinos “sin sulfitos”, otra cosa muy diferente es que al vino en cuestión se le haya añadido dióxido de azufre o no.

El uso del dióxido de azufre (SO2) viene ya desde la Edad Media, aunque se fue restringiendo su uso y reduciendo gracias la desarrollo de mejores conocimiento enológicos.

Los sulfitos en el vino previenen la descomposición bacteriana y la oxidación prematura,  evitando las alteraciones en el vino. En la actualidad, y desde 2005, en Europa todos los vinos que superen los 10mg/l deben anunciar en su etiqueta que contiene sulfitos, para poder ser comercializado en la UE.