Los egipcios, hacia el 3.000 a.c., desarrollaron un gran interés por el vino, establecieron viñedos en las regiones del delta del Nilo. De hecho, fuero los egipcios los que implantaron algunos de los elementos de la cultura vinícola actual.

Como nos muestra la iconografía egipcia las vides estaban emparradas formando bóvedas. Las uvas se depositaban en cestas y eran transportadas al lagar. La uva era pisada por hombres descalzos que se agarraban a unas cuerdas suspendidas. Lo sobrante, es decir, pepitas y pieles se metía en sacos de tela que eran retorcidos por los obreros para prensarlos y sacar el máximo provecho a las uvas.

Era muy cuidadosos con el almacenaje, anotaban las cosechas, los viñedos y niveles de calidad. Los alfareros grababan en los recipientes marcas que indicaban con detalle quién fue el encargado de su cultivo, fecha de elaboración, nombre del dueño del viñedo y origen.

También podemos decir que el originen del snobismo entorno al vino también nació con ellos, pues se reservaban los mejores vinos para las clases altas, aunque s en Roma donde esto adquiere mucha más importancia.

Gracias a unas ánforas encontradas en la tumba de Tutankhamon, se sabe que tenían tres tipos distintos: tinto, blanco y dulce. No se sabe a ciencia cierta cuál era el que más abundaba, aunque se cree que el tinto sería el más común.

Fuente: lamesadepizpireta.es