Con el calor es normal que solo apetezca comer cosas frescas, ensaladas, helados… lo mismo pasa con las bebidas, aún nos quedan unos meses para disfrutar de una infusión caliente mientras nos calentamos al calor del fuego; ahora mismo, ventilador en mano, lo único que apetece son bebidas refrescantes, y el tinto de verano es una gran opción. Pero, ¿sabemos cuál es su origen?

Evidentemente una bebida para combatir las noches de temperaturas sofocantes, tuvo que nacer en una zona donde el mercurio alcanzara valores capaces de hacer llorar hasta a una piedra. Córdoba. Allí estaba Don Federico Vargas, regente de la Venta de Vargas que fue a quién se le ocurrió mezclar el vino tinto con sifón para hacerlo mucho más refrescante.

La receta de un buen tinto de verano es bien sencilla, a de utilizarse un vino corriente pero en buen estado, una gaseosa fría para que no pierda burbuja, un vaso ancho con mucho hielo para que mantenga el frío y un trozo de limón (o naranja) para darle algo de gracia. Es importante no servirlo en vaso de tubo, si es posible que sea en vaso de sidra, copa de balón o la mejor opción, jarra helada, y siempre, siempre, con mucho hielo, pues la bebida se convertirá en agua cuanto menos lleve pues se derretirá antes.

Al final, como veis, es sencillo pero muy efectivo.