Cuando se cata un vino, todos los sentidos entran en juego: la vista, el olfato, el tacto en la boca y cuando brindamos, también el oído. La explicación más conocida sobre el origen del brindis, es la que sostiene la mitología: costumbre iniciada por los antiguos griegos, donde los sirvientes llenaban las copas de los invitados, pero el primero en alzar su copa y beber de ella era el anfitrión, garantizando así que el vino servido no estaba envenenado.
Sin embargo, el origen del término es más actual, y se remonta al siglo XVI, un término de origen alemán «bring dir’s», que significa «yo te ofrezco» y que según se relatan tuvo lugar durante la celebración de la victoria del ejército de Carlos V, cuando sus tropas tomaron Roma de forma victoriosa.
Hoy en día, sin embargo, el brindis un símbolo de la amistad, el respeto y el aprecio.
Fuente: www.vinopack.es