El calabacín es una hortaliza de verano deliciosa, refrescante, muy versátil en la cocina y que se puede comer tanto cruda como cocida. El 95% del peso del calabacín es agua, y por eso es tan hidratante y agradable de comer cuando es la época más calurosa del año, que coincide con la plenitud de la planta.
La fibra dietética que contiene el calabacín colabora para reducir los niveles de colesterol. Así, sus altos niveles de vitaminas A y C también contribuyen a la disminución del riesgo de la aterosclerosis, además de ayudarnos a mantener una piel sana.
Uno de los mejores beneficios para la salud del calabacín es el fortalecimiento de nuestros ojos, garantizan que nuestros ojos están a salvo de los efectos peligrosos de los rayos solares.
El potasio y el magnesio benefician a aquellos que sufren de hipertensión.
Conviene elegir calabacines no muy grandes, ya que suelen tener una pulpa más dura y muchas semillas. Puede durar hasta dos semanas en el refrigerador.
Podemos degustarlos como plato principal o como acompañante en otras comidas. Admite un amplio abanico de usos a la hora de emplearlo en la cocina. Se puede cocinar entero, en mitades, relleno, gratinado, en cubos, en tiras, para sopas, cremas, purés, tartas o para servir en el plato junto a otro acompañante alimenticio.