Dependiendo de la clasificación que utilicemos, existe  una gran variedad de tipos de vinos.

Atendiendo al color del vino, tenemos vinos tintos, blancos, rosados, claretes, grises y de hielo. Nos llama la atención el vino de hielo, su origen de producción viene de  Alemania y posteriormente pasa a Francia, Austria y Canadá. El vino de hielo se caracteriza porque las uvas se cosechan en diciembre. El resultado son vinos muy dulces y ácidos

Si tomamos como referencia el añejo del vino, la clasificación varía en vino del año/joven o cosechero, vino de guarda o crianza, vino reserva (RSV) y vino gran reserva. Las diferencias entre estos vinos están precisamente en el tiempo de guarda, hablamos de un máximo de 6 meses para vinos del año, mínimo de 2 años para crianzas con al menos 6 meses en barrica, 3 añso para reservas y al menos 5 años para gran reserva.

Según la cantidad de uvas hablaremos de vino varietal o monovarietal y vino de corte/genérico o mezclado. Aquí se tiene en cuenta el uso de un solo tipo de uva o la mezcla de diferentes variedades.

Otras clasificaciones atienden a la presión de los gases disueltos y la proporción de azúcares, cuyo resultado serían vinos tranquilos o espumosos. Y según la denominación del vino tendríamos vinos de mesa, de la Tierra o vino de Calidad si se han producido en una región determinada.

Si pensamos en el Bierzo, podemos decir que aquí predominan los vinos tintos y también se elaboran, en menor medida, vinos blancos. En el caso de los vinos Mencía hablamos de vinos monovarietales con diferentes tiempos de guarda. Son vinos tranquilos y de la Tierra.

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