No porque guardemos un vino durante un tiempo se convertirá, con el paso de los años, en un gran reserva. Esta afirmación puede, a priori, parecer obvia, pero el vino, sobre todo dependiendo del tipo que sea, no se puede conservar de cualquier manera. Y si lo que queremos es tener una pequeña bodega en casa, es fundamental seguir una serie de pasos, pues cada vino tiene un momento óptimo para su descorche.

MEJOR TUMBADOS: si queremos conservarlos durante bastante tiempo, esta es la mejor manera. El contacto con el corcho y la postura, ayuda a que no pierdan el gas. Esta norma también es válida para cavas y espumosos.

DURACIÓN: los vinos blancos sin barrica, los tintos jóvenes y los rosados aguantan un año de conserva. La vida de los cavas, champanes y espumosos, podría alagarse hasta tres años.

SIN CAMBIOS: como hemos dicho al principio, el vino no va a convertirse por arte de magia en un reserva solo porque lo conservemos durante mucho tiempo. El vino joven seguirá siendo joven desde el primer hasta el último momento, y esto es aplicable al resto. Una buena conservación, lo que conseguirá es que el vino no pierda su calidad de base.

TEMPERATURA: no todos podemos permitirnos tener una vinatera, ya ni hablar de una bodega. Pero podemos conservar el vino en casa siempre y cuando lo mantengamos entre 14 y 16 grados, y evitemos cambios bruscos de temperatura.

LA IMPORTANCIA DEL CORCHO: un corcho natural es importante pues permite que el vino tenga el contacto justo con el oxigeno.

CRIANZA EN BARRICA: los vinos que se crían en barrica, adquieren antioxidantes que les permiten soportar mucho mejor el paso del tiempo.