Desde Sobrado, nos aguardan poco más de 18 km hasta Las Médulas, las minas de oro que explotaron los romanos hace dos milenios y que todavía hoy fascinan a los visitantes. Antes de llegar a este lugar único, la senda nos depara un recorrido de no mucha dificultad que cruza las localidades como Friera, donde se pueden ver el embalse de Peñarrubia, con su famoso puente colgante sobre el Sil. Algo después, a partir de Villarando, empiezan a manifestarse las huellas romanas en elementos como el lago de Carucedo, formación artificial que se creó por el estancamiento del agua empleada para la explotación aurífera, aunque no faltan las leyendas que atribuyen sus orígenes muy distintos a esta formación lacustre.

Las Médulas, declaradas patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son un ejemplo único del sistema de minería aurífera romana. Los ingenieros de Roma utilizaban como sistema de explotación la «ruina montium», o derribo de los montes.

La dificultad del trabajo y los complejo del sistema dan buena idea del nivel tecnológico de los romanos. Hoy, el impresionante conjunto de Las Médulas constituye un atractivo único que combina naturaleza, historia y tecnología.