Esta ruta se desarrolla en una zona predominantemente montañosa, donde siglos atrás se formaron los valles glaciares. Si observamos detenidamente el paisaje podremos encontrar indicios que nos hablen de las características de estos valles.
Iniciamos nuestro recorrido en Pereda de Ancares y finalizamos en Cadín. Comenzamos el ascenso por la ladera del valle y cruzamos el arroyo de Mouronta. Desde este punto podemos observar el tramos mejor conservado de morrenas del antiguo glaciar. Se nos ofrece una visión general del valle de Ancares, de Tejedo y del pico.
Pasamos el arroyo de Murteirós e iniciamos un largo ascenso que se prolongará varios kilómetros. Pasamos a través de un frondoso bosque de robles, abedules y acebos. Desde aquí se llega hasta la antigua Braña de Pereda donde aún se conserva la cabaña para los pastores.
Al bajar seguimos la pista que nos lleva hasta los resto de la antigua ferrería de Tejedo. Es en este pueblo donde cada 15 de agosto se celebra en la ermita de La Magdalena una popular romería a la cual acuden gentes de los alrededores.
Atravesamos Tejedo no sin antes observar la arquitectura popular que se proyecta en sus casa. Cuando llegamos a Suertes vemos varios molinos que aún hoy continúan funcionando. Hay además un viejo molino como vestigio de un pasado costumbrista. Bajamos hacia Candín atravesando durante el camino Espinareda de Ancares.
La formación de un valle glaciar.
La actual forma que presentan los Ancares se remonta al principio de los tiempo, cuando las placas tectónicas que cubrían la Tierra se veían sometidas a constantes movimientos que daban lugar a picos, valles y mesetas. En época de los glaciares las enormes masas de nieve y hielo se trasladaban arrastrando cuanto había a su paso.
Actualmente este valle que en su día estuvo ocupado por un glaciar tiene forma de “U”. Encontramos fuentes y restos de cantos glaciares.